Biólogo, formador, divulgador naturalista y técnico especializado en ecoturismo desde hace más de 30 años, Alfonso Polvorinos es miembro de la Sociedad Internacional de Ecoturismo. Además, compagina su puesto como director de la revista digital Elecoturista.com con labores de asesoramiento técnico sobre ecoturismo, turismo de naturaleza y turismo tesponsable o sostenible para gobiernos internacionales, organismos oficiales del Gobierno de España y diferentes comunidades autónomas.
–¿Cómo definiría un Territorio Rural Inteligente (TRI)?
–Aquellas áreas rurales que usan de forma eficaz las nuevas tecnologías para gestionar el territorio de manera sostenible. Entendiendo el territorio como una superficie que no se limita a un municipio, sino a la superficie que comparte una misma identidad, ya sea una mancomunidad, un destino, etc. –Trabaja en conceptos como el de Espacios Naturales Inteligentes, ¿qué son y en qué medida están ligados a los TRI?
–Las zonas rurales están en el medio natural y, en mi caso, me centro en las características de la naturaleza que las envuelven, en los recursos naturales que posee el territorio. En muchos de los casos su importancia es tal que están protegidos de una u otra forma bajo alguna figura de conservación y en los tiempos que corren se hace indispensable usar de forma inteligente las nuevas tecnologías para gestionarlo, para gestionar el espacio natural, su uso público y el de los municipios, las empresas y servicios locales con los que se relaciona, especialmente a nivel ecoturístico. Todo ha de estar conectado y no puede estar gestionado de forma independiente.
– El turismo es una de las áreas de actuación prioritaria en el desarrollo de los TRI, ¿qué estrategias se deben plantear para orientar este turismo hacia un pensamiento sostenible económica y socialmente?
–En un país como España, segundo destino turístico del mundo y con las cifras de turistas que recibe y ha de manejar, no queda más remedio que cambiar hacia un modelo sostenible, no solo económica y socialmente sino ambientalmente. Hasta la llegada de la pandemia, el año pasado España recibió casi 84 millones de turistas. Casi el doble que habitantes. Si tenemos en cuenta que en 2019 cada millón de turistas generó 25.000 toneladas de CO2 pues no hace falta echar números para ver que el impacto es tremendo. Los ingresos por turismo son importantes para nuestra economía sin embargo lo que hay que conseguir con el nuevo modelo es bajar el número de visitantes pero aumentar el gasto turístico y otros aspectos como, por ejemplo, la rentabilidad hotelera (los ingresos por habitación disponible). Solo con calidad y sostenibilidad se consigue cambiar el modelo. De esta forma lograremos un efecto en cadena como es aumentar la calidad de vida de la población local, un menor impacto cultural, un menor impacto ambiental, experiencias de mayor calidad en el visitante que generarán más demanda, con lo que se extenderá la temporada (desestacionalización) y más ingresos. El concepto capacidad de carga debería ser obligatorio no solo para un espacio natural protegido sino para cualquier destino turístico. España es el país con mayor biodiversidad de Europa y nuestra naturaleza también genera un enorme poder de atracción (y de presión sobre los recursos naturales). En el caso concreto del turismo de naturaleza se estimaron el año pasado al menos 23 millones de visitantes en los espacios naturales protegidos españoles. Creo que también es preciso cambiar el modelo de gestión de los visitantes que acceden a un espacio protegido y que podrían dejar ingresos directos que revertieran en el propio espacio, pero esto es otro debate al que algún día habrá que poner solución.
–¿Pueden ir de la mano el ecoturismo y la innovación?
–Sin duda, soy un enamorado de las nuevas tecnologías sobre todo destinadas a la interpretación y educación ambiental, conceptos clave en la vida en general y en el ecoturismo en particular. De hecho elecoturista.com, que es la primera revista 4.0 especializada en ecoturismo y turismo de observación responsable de la naturaleza, es una revista multimedia en la que incluimos desde ilustraciones de campo hasta imágenes y vídeos 360 y realidad virtual. Realidad aumentada, virtual y mixta son la sostenibilidad (y accesibilidad) por definición, permitiendo disfrutar directamente en formato experiencia de recursos naturales que, por diferentes motivos, son inaccesibles (orográficamente, por ser recursos frágiles o estar en zonas de reserva o de acceso restringido, etc.). Estas aplicaciones son el complemento perfecto a las experiencias reales. Por otra parte la geolocalización es clave para la gestión en un parque natural inteligente. Conocer en tiempo real la ubicación de los visitantes o ecoturistas aporta una cantidad de datos de extraordinaria importancia que pueden ayudar no solo a la gestión de uso público del espacio natural y a la conservación, también a la reorientación de estrategias turísticas del territorio y sus actores turísticos.
–¿Cuáles son los desafíos de los territorios rurales en materia de turismo?
–Como he comentado antes, reorientar su estrategia no para captar muchos turistas sino para que vengan menos pero se gasten más. La sostenibilidad del territorio y su compromiso con el planeta han pasado a convertirse en el mejor reclamo turístico, y no se entienden sin digitalización turística.
–¿Qué actuaciones considera prioritarias en este área para poder luchar contra la despoblación rural?
–El desarrollo del modelo de Smart Natural Park y los TRI aportarán mucho en este sentido. El coronavirus ha traído el teletrabajo y el miedo está haciendo a muchos ciudadanos asentarse fuera de las ciudades. La conectividad que traen los TRI se antoja indispensable.
–¿Cuál cree que es el papel de los territorios rurales en el desarrollo sostenible del planeta?
–Solo si se gestionan de forma inteligente podrán ser verdaderamente sostenibles. –Este verano hemos podido ver que la crisis del covid ha supuesto un boom en el turismo rural, ¿es esto algo positivo o puede ser causante de una sobreexplotación de los recursos de estas zonas?
–Como era lógico pensar, después de meses de confinamiento, especialmente para aquellos que vivían en grandes ciudades y entornos urbanos, la naturaleza y necesidad de aire puro iban a ser prioritarios, el mejor escenario para recuperar la libertad. Diferentes estudios realizados durante el confinamiento situaban al turismo rural y al turismo de naturaleza como los primeros segmentos turísticos en recuperarse. Y al menos por demanda, aunque no de igual forma en unas zonas y en otras de España, así ha sido. El Observatorio de Ecoturismo en España, por ejemplo, está estudiando ahora en qué se ha traducido realmente.
–¿Es esta crisis un punto de inflexión para cambiar un modelo turístico que, quizás, ya era algo insostenible?
–Me gustaría que fuera un punto de inflexión pero el ser humano es un animal de costumbres. Vivir en un mundo con superpoblación y en un país con un modelo turístico basado en batir récords de visitantes año tras año es del todo insostenible. La pandemia está suponiendo una dura bofetada sanitaria y económica que ha convertido en necesario lo que antes era recomendable. Me refiero al cambio de modelo hacia la sostenibilidad con la naturaleza como protagonista. Para ello quizá deberíamos empezar por cambiar el sistema de gobernanza, demasiado monopolizado por la clase política.