«Las restricciones en la movilidad han convertido al turismo rural en protagonista de las vacaciones de muchos españoles para este verano de 2020»

Ana Alonso. Directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de Escapadarural.com
Escapadarural es el portal líder de turismo rural en España, con 13 años de historia a sus espaldas en los que ha conseguido posicionarse como la fuente de inspiración para los amantes del turismo rural y el aliado de los propietarios de alojamientos de este sector. En nuestra web presentamos una oferta de más de 17.000 establecimientos de nuestro país y desde hace dos años estamos consolidando también nuestra presencia en Portugal.
– ¿Cómo cree que va a influir la crisis del Covid-19 en el mundo rural? ¿Cree que habrá cambios en la forma de ver el entorno rural por parte de la sociedad en general?
Esta crisis ya está teniendo un impacto específico en el mundo rural desde el punto de vista del turismo. Las restricciones en la movilidad que ha habido hasta ahora y el posible recelo de los viajeros a desplazarse a otros países han favorecido a nuestro sector, que se ha vuelto protagonista de las vacaciones de muchos españoles para este verano de 2020.
Más allá de las limitaciones para desplazarse fuera de nuestras fronteras, también existe un anhelo por salir al aire libre, disfrutar de la naturaleza y encontrarse con familiares y amigos en entornos poco masificados. Todo eso también nos ha favorecido, dando protagonismo a los destinos rurales y las cifras de una encuesta que lanzamos en mayo así lo demuestran. En dicho estudio, en el que participaron más de 10.000 viajeros de todo el país, nos encontramos con que el 70% elegía el turismo rural para sus vacaciones de este año. Además, el 26% optaba por una escapada rural en agosto y un 23% por septiembre, pero hasta un 15% lo tenía incluso previsto como una opción para el próximo otoño-invierno.
Estos datos nos hacen pensar que esta situación, que sabemos ha provocado muchas pérdidas entre los empresarios al frente de los negocios de turismo rural, puede tener también un reverso positivo, si conseguimos que muchos españoles descubran el mundo rural a través del turismo. Estamos seguros de que la mayoría de aquellos que siempre elegían destinos urbanos o internacionales este año cambiarán de planes. De hecho, en nuestra encuesta, hasta un 52% renunciará a un viaje al extranjero para quedarse en nuestro país. Por ello tenemos que aprovechar para conseguir fidelizarlos y contribuir a un modelo de consumo de turismo rural menos estacional y más sostenible.
– ¿Qué le parece que se haya creado una vicepresidencia para abordar el reto demográfico?
Me parece importante el gesto, puesto que se le da al problema una atención específica al dimensionarlo a través de una representación política de ese nivel. Sin embargo, detrás del gesto tienen que venir las acciones concretas y el discurso no debería quedar vacío de contenido. Es importante analizar la situación de manera pragmática y planificar soluciones concretas que puedan resolver problemáticas concretas.
Desde nuestra óptica, el turismo es una actividad transversal que envuelve a empresarios, residentes y visitantes, pudiendo favorecer la creación de oportunidades para frenar la despoblación. No es, por supuesto, la única manera de generar riqueza en los municipios, pero sí puede propiciar escenarios para el emprendimiento y ser un buen vínculo para estrechar la brecha entre lo rural y lo urbano. Además, sería ideal que el turismo pudiera mostrar un mundo rural donde no sólo se puede pasar un fin de semana, sino donde hay una calidad de vida que pueda seducir a los que buscan un cambio.
– ¿La repoblación es una oportunidad para mejorar la vida de las personas?
La repoblación no debería ser una meta, sino una consecuencia que llega por sí sola al resolverse las barreras que frenan un posible éxodo de lo urbano a lo rural.
Todos buscamos una vida mejor y muchos han soñado siempre con encontrarla fuera de las ciudades. Ahora, además, la pandemia nos ha obligado a incorporar el teletrabajo como una fórmula real y posible para las empresas, lo que nos brinda un escenario magnífico para migrar al campo.
Sin embargo, hay que tener claros los pros y contras. Los entornos rurales cuentan con muchos elementos que aportan la calidad de vida que comentaba anteriormente: la naturaleza, la ausencia de contaminación y aglomeraciones, el menor coste de la vida, los productos km.0…Pero también están afectados por varias dificultades que les impiden disfrutar de las mismas ventajas que los urbanitas: escasa conectividad, acceso limitado a ciertos servicios públicos (escuelas, hospitales…), infraestructuras deficientes, precariedad del mercado laboral, etc. Con lo cual, el camino para que la elección vital de cada individuo se produzca en igualdad de condiciones pasa por minimizar dichas dificultades. De este modo, parece obvio que los núcleos rurales se convertirán en una opción aún mucho más atractiva, siendo la repoblación la consecuencia lógica.
– ¿Las empresas privadas cree que deben tener un papel importante en este tema?
La crisis ha generado cambios que deberían quedarse cuando se supere el riesgo sanitario. Sería ideal que fuesen cambios estructurales y no coyunturales. El principal, como decía, era la posibilidad de trabajar en remoto. Si se establece como fórmula consolidada, sería la mejor manera para que los empleados elijan sin obstáculos el lugar donde quieren vivir y, asimismo, para que las empresas cuenten con los mejores profesionales, independientemente de su lugar de residencia.
Por otro lado, es un buen momento para que las empresas se planteen qué tipo de necesidades hay que resolver para una sociedad que quiere vivir de manera más saludable y sostenible. Por eso, la mirada ya no debería estar sólo puesta en los consumidores de ámbitos urbanos, sino también en las necesidades de esos neorurrales. Se trata de personas que han cambiado su lugar de residencia para vivir diferente, pero que no quieren renunciar a ciertos productos o servicios.
Por último, en relación a la responsabilidad de las empresas privadas en esta nueva etapa, es importante pensar en ellas como parte activa del cambio, sobre todo si hablamos de pymes y emprendedores. Es decir, que cabe la posibilidad de que nazca un nuevo tejido empresarial entre esos recién llegados a entornos rurales, convirtiéndolos no sólo en los que conforman la demanda, sino también en los creadores de una oferta especialmente diseñada para un mercado en crecimiento. Su propio papel como motor de proyectos que faciliten la vida a los recién llegados tiene mucho sentido y los ayuntamientos deberían empezar a pensar en cómo atraerles y ayudarles para obtener un beneficio mutuo. Desde mi punto de vista no hay que perder de vista esta posibilidad, si pensamos en poblaciones cuya capacidad de consumo pueda ir creciendo de manera gradual a medida que van aumentando.
-¿Para usted que debería tener un Territorio Rural Inteligente?
Debería ser un ecosistema armónico, donde se tenga en cuenta a todos los colectivos públicos y privados que lo conforman, y donde la tecnología fuese un medio para mejorar la calidad de vida de las personas.
Al final debería ser un círculo virtuoso donde se ha de pensar bien en el modelo territorial que se desea para diseñar las acciones concretas que permitan alcanzarlo y que, a su vez, alimentan nuevos retos para continuar optimizando el modelo. Es un proceso que no tiene fin, pero donde es muy importante el principio, sentando unas bases donde cada inversión tenga un objetivo claro y medible, poniendo en el centro a las personas. En definitiva, si las medidas que se toman no sirven para tener un impacto positivo en la vida de la gente y su entorno nada tiene sentido.
– ¿Cuál es, en tu opinión, el mayor obstáculo hoy en día para que la población pueda vivir y trabajar en los pueblos?
Creo que las oportunidades laborales son la principal barrera para permanecer o migrar a un pueblo. Parece que quedarse en ellos significa contar con un espectro menor de opciones profesionales, pero debería darse la vuelta a esta situación. Sin duda, la conectividad es una de las grandes carencias para resolverlo y es que, sin un buen acceso a internet, cualquier actividad empresarial tiene más dificultades para desarrollarse.
De hecho, en el Observatorio del Turismo Rural, proyecto de investigación que lideramos junto con la escuela CETT-UB y la empresa Netquest, hemos detectado que hasta un 34% de los propietarios de alojamientos rurales de España cuenta con una conexión deficiente a la red. En estas condiciones, es obvio que un negocio turístico tiene más problemas para salir adelante.
– ¿Cree que ha llegado el momento de mejorar aspectos como la sostenibilidad, la digitalización y la innovación en el mundo rural?
Creo que la necesidad ya estaba presente hace tiempo, pero la crisis sanitaria lo ha evidenciado aún más.
La sostenibilidad es un reto común a ciudades y pueblos, si bien en el ámbito rural parece aún más obvio, por lo fundamental que es mantener el equilibrio de su ecosistema natural y social para que no desaparezca. Además, estamos en un momento en el que las personas están tomando cada vez más consciencia de la importancia y urgencia de preservar nuestro entorno para garantizar nuestra supervivencia, no sólo la del mundo rural sino la de todos.
Respecto a la digitalización, como he dicho, debe ser un instrumento para alcanzar objetivos mayores. La tecnología debería estar al servicio de las personas con fines concretos, medibles y escalables.
Y en cuanto a la innovación, seguramente estamos en el momento idóneo para enfocarla hacia su vertiente más filantrópica. Puede sonar demasiado idealista, pero quiero pensar que tenemos la oportunidad de promover un cambio social donde paulatinamente viraremos de la cantidad a la calidad, donde el objetivo no será “más” sino “mejor”.
– Por las consecuencias del Covid-19, ¿Qué retos observa que se plantean en esta nueva situación?
Creo que todos tenemos un escenario de oportunidades ante nosotros si sabemos reinventarnos. En el turismo rural entramos claramente en una fase que nos da protagonismo y que tenemos que saber aprovechar. Y más allá del turismo, los pueblos estarán en el punto de mira, como un lugar donde poder vivir mejor.
Si no damos la espalda a los errores e interiorizamos el aprendizaje que nos ha traído esta pandemia mundial debería haber un antes y un después. La Covid-19 nos ha obligado a poner en valor la salud y el sistema sanitario, a teletrabajar, a entender que la formación online es prioritaria, a tener que conciliar la vida laboral y familiar en situaciones complicadas, a echar de menos el contacto con la naturaleza y de más la contaminación y las aglomeraciones, a conectarnos más a menudo con los que queremos, a viajar casi “obligatoriamente” por nuestro país en vacaciones… Me resulta difícil pensar que todo esto no nos haga evolucionar como individuos y como sociedad. Estoy segura de que volveremos a cometer muchos de los viejos errores, pero auguro un futuro más próspero a las personas, entidades y empresas que sepan leer el nuevo escenario y, sin duda, el mundo rural debería estar en el epicentro de esta metamorfosis.